lunes, 21 de septiembre de 2015

PON UN OBJETIVO EN TU VIDA

No hablamos de deporte. Hablamos de la vida en general...

Es muy importante tener una meta, del tipo que sea, para estar motivad@. Puede ser una meta deportiva, laboral o personal. Puedes querer ser capaz de correr 10 kilómetros, llegar a ser jefe de tu propia empresa o simplemente, que a tu familia no le falte de nada. Puedes querer mejorar tu salud, ganar un sueldo de x euros o viajar a tal sitio. Pero todo ello tiene un denominador común: tengo un objetivo, una diana, un fin, que hará que esté motivad@ para "trabajar" y creer ferozmente en ello. Ese es el camino para conseguir el éxito en aquello que os propongáis.


Cuando hablamos del deporte de competición (del nivel que sea), el objetivo suele ser una fecha en concreto o una determinada marca. Personalmente, me gustan más las fechas... Las marcas obsesionan, agobian y restan disfrute al proceso de consecución del objetivo. Tener una fecha marcada en el calendario implica estar más motivado, ser más eficiente, luchar con más ganas,... Implica saber por qué estas aquí, por qué tantos madrugones, dolores articulares y fiestas perdidas. La fecha deberá siempre ir encaminada en que el tiempo material para la consecución de ese objetivo sea suficiente. Podemos tener muchas fechas en rojo en el calendario, pero seguramente siempre habrá UNA más especial. Ese es el objetivo importante. El resto de objetivos serán secundarios, pero son necesarios para cumplir la meta. Son como los exámenes previos para sacar buena nota el día D a la hora H.



¿Os imagináis levantaros cada mañana sin saber que hacer? ¿Sin ninguna meta? No hablo de deporte. Podemos tener multitud de objetivos diarios y ello nos ayudará a estar centrados en el proceso, en el camino. Se trata de conseguir algo y poner todo nuestro empeño en ello. Piénsalo de otra forma: vivir sin tener un sueño es como navegar sin rumbo. Esto es muy peligroso, porque acabaríamos desmotivad@s y posiblemente enferm@s (quien haya sufrido una depresión lo entenderá).

Los objetivos deben ser alcanzables y realizables. Muchos expertos recomiendan fraccionar el camino en objetivos pequeños, para comprobar que se va cumpliendo el proceso. Esto se suele utilizar mucho en pruebas deportivas de larga distancia, fraccionando la prueba en kilómetros o por tiempo, para distraer la mente y dejar de centrarse en lo que todavía nos queda. No es lo mismo pensar en el kilómetro 10 de una media maratón que te quedan 11 kilómetros más y "qué mal voy", a pensar que voy a por el 11 donde tengo el avituallamiento. La mente hay que intentar engañarla y llevarla a nuestro terreno.

Tus objetivos, sean del tipo que sean, deben ser también flexibles, porque hay muchas partes del proceso que uno/-a no puede controlar, sobre todo de aquellos que nos planteamos a largo plazo. Siempre surgen imprevistos y muchas veces no podemos preveerlos. 

Os recomendaría que vuestros objetivos (ahora si hablo de deporte), deberían estar escritos. Hay gente que prepara su propio póster con una determinada marca o fecha, para recordarlo día tras día. Es una buena herramienta para aquellos momentos en los que decae nuestra motivación. 


No hay mayor satisfacción personal que conseguir un objetivo.
¿Y QUÉ PASA SI NO LO CONSEGUIMOS? EQUIPO, PROHIBIDO RENDIRSE.
Mañana hay que levantarse de nuevo y volver a luchar.

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