miércoles, 13 de mayo de 2015

VIVIENDO LA TRANSVULCANIA

Mientras escribo este post, quizás todavía se me pongan los pelos de punta por recordar todo lo vivido esta pasada semana. No fue para menos. Quería participar y vivir desde dentro en la considerada mejor prueba de montaña del mundo. Cuando tienes unas altas expectativas sobre la prueba, sobre su organización, sobre el pueblo Palmero ( con todo lo que había llegado a mis oídos, no era para  menos), corres riesgo de llevarte una decepción, pero en este caso, lo vivido supera ampliamente lo esperado.

No entreno montaña, pero me gusta. Me crié corriendo por el monte de mi pueblo todos los fines de semana, y es mucho más agradecido respirar el olor de pinos y eucaliptos que sentir la dureza del asfalto. La montaña es dura, y si hay bajada, mucho más. El año pasado participé en una prueba con una bajada técnica muy peligrosa y estuve casi dos semanas sin poder caminar del dolor muscular. Por eso decidí participar en pruebas de Trail con mucha cuesta arriba y poca bajada, manteniendo la planificación para pruebas de ruta entre 10 y 20 km y entrenando la fuerza para que esas cuestas fuesen más llevaderas. No toqué la montaña para correr esta prueba de montaña. Lo sé, estoy loco.

Por eso me incliné por la media maratón y el kilómetro vertical. Una locura. En menos de 48 horas subir del nivel del mar  de Tazacorte hasta 1.100 metros (6,6 km) y dos días después (por llamarle algo, ya que fueron 35 horas de intervalo), desde las olas que rompen en el Faro de Fuencaliente hasta los 2.000 metros, durante 18 kilómetros, para luego bajar durante 6 km a 1.500 metros en el precioso pinar del Refugio del Pilar.


Mi viaje comenzaba bien. En el aeropuerto de Gran Canaria y dirección La Palma, me encuentro con el actual ganador de la Ultramaratón, Luis Alberto Hernando, al cual estaban registrando en el control de seguridad (seguro que algún rival dio el chivatazo de que llevaba líquidos en la maleta,jeje). "Si no te llevan preso, ¿podemos sacarnos una foto?", le pregunté con toda mi cara. Pero un tío grande, cercano y humilde como él, se saca foto y lo que haga falta. GRANDE LUIS ALBERTO. Ojalá muchos deportistas de élite tuvieran la mitad de humildad y cercanía que tú.
Cojo dos pulseras verdes de "Prohibido Rendirse" (una para su acompañante y representante de la marca Adidas, que esponsoriza a Luis Alberto) y le digo si le importa que le de una, y sacarnos una foto con ella puesta. Le explico de qué va mi pulsera, el mensaje que trae y a dónde quiero llegar con ella (colaborar en una causa benéfica). Se la pone, nos sacamos la foto, se cerciora de que sale bien por si hay que repetir, y todavía así, me espera para ir charlando un rato. El campeón del mundo de Ultra Trail camina a mi lado  con mi pulsera puesta, contándome la experiencia de su día en Las Palmas, nombrándome a los buenazos de Octavio y Efrén, con los que había compartido promoción de marca y entreno respectivamente. GRANDE LUIS ALBERTO. Otros firman autógrafos y ni te miran a la cara. 


Pero la cosa no terminó aquí, porque este tío GRANDE, corrió y ganó la Ultramaratón con la pulsera en su muñeca derecha, batiendo el récord de la misma. No sé si el mensaje te habrá ayudado en algún momento del difícil recorrido. Lo que si sé, es que has hecho sentir a este "veterano" de 35 años, como un niño en la mañana del día de Reyes.


Y comienza la competición el jueves 7 de mayo por la tarde. A las 17:00 horas, KILÓMETRO VERTICAL. El que inventó el Kilómetro Vertical, seguro que lo hizo pensando en la subida de Tazacorte al Time. Menudo espectáculo al más puro estilo de etapa reina del Tour de Francia. 6,6 kilómetros de infinitas curvas y pendientes durísimas, saliendo de la playa y llegando a más de 1.100 metros. 
Me toca salir a las 17:44 horas (cada minuto sale un participante). El paseo y la playa de Tazacorte está lleno de gente animando y vibrando con el espectáculo. El DEPA (el speaker oficial de la prueba) mantiene a todo el mundo motivado y anima a todos y cada uno de los participantes (masculinos y femeninos). El inicio de la subida también está lleno de gente. Sólo mirar por dónde tengo que subir da vértigo. Me imagino a los participantes de la Ultramaratón que bajan el sábado por esta zona...Comienzo las primeras curvas, con el público de la prueba llevándome en volandas con sus ánimos. Les aplaudo cada vez que paso al lado de ellos, o les levanto la mano como agradecimiento, porque la cabeza no soy capaz de levantarla. Los ojos miran al suelo, es peligroso, y hay que centrarse en subir sin más riesgos. Conforme van pasando los metros y la subida, te sigues encontrando gente animando..."¿Pero cómo habéis llegado hasta aquí?" Me pregunto. "Estoy a sabe Dios que altura, le estoy metiendo una paliza enorme a mis piernas y vosotros habéis llegado hasta aquí para animarnos, y estoy seguro que no hay atajos, que habéis tenido que subir por el mismo sitio que yo" (pienso para mi mismo). Gente en todas las esquinas, curvas y en los sitios más inverosímiles de la subida. Me quito el sombrero. INCREÍBLE. CHAPÓ.
Finalizo la prueba en una 18ª posición masculina. Mi primer kilómetro vertical, sin preparar montaña ni cuestas. Dolor si, pero increíble experiencia.




El sábado a las 7 de la mañana tocaba la salida de la Media Maratón (24,1 km). Salimos del mismo sitio que la Ultra, con lo cual hay que llegar temprano para coger sitio y evitar los cortes de tráfico. Además, el gran espectáculo de la serpiente multicolor de los 73 km de la prueba reina no me lo puedo perder. Ha sido uno de los motivos de venir aquí. 1.800 participantes con sus frontales alumbrando la subida del Faro de Fuencaliente. 
Ambientazo. Deportistas y familiares, lugareños de La Palma, miles y miles de personas en un pequeño sitio de la zona sur de la Isla, totalmente a oscuras (la salida de la Ultra es a las 6:00) y todos esperando a la Gran Salida. Tras los ánimos del Depa y el disparo de salida, no para de tomar fotos y vídeos con mi móvil. Es IMPRESIONANTE. Sólo por esto, por tener los pelos de punta durante más de 5 minutos, merece la pena haber llegado hasta aquí.

Muchos nervios antes de la salida. Quedan unos minutos para las 7:00 y está amaneciendo. Sólo pensar que voy a comenzar a correr mientras los 500 participantes vamos a disfrutar del amanecer en la Isla de la Palma me pone la piel de gallina. Quizás es el viento que hay en la zona, que amenaza con cierto frío. Yo prefiero pensar que es por lo que me espera. 



Y lo que esperaba no me defraudó. Dureza, tramos preciosos, volcán al más puro estilo de mi añorada Lanzarote. Cuestas y más cuestas, cuestas interminables. Gente animando en todas las esquinas, compañerismo en el trayecto, ánimos de todos los participantes que adelantábamos de la Ultra. Rofe, picón o arena volcánica. Geles tirados en caminos (esto si me defrauda querido participante de la Transvulcania. No puedes venir a ensuciar este maravilloso lugar en nombre de la prueba). Vistas preciosas, enormes vistas. Árboles,vegetación y senderos plagados de sueños de cada uno de los que han salido del Faro...que espero se hayan cumplido. El mío se cumplió al llegar al Refugio del Pilar tras varios kilómetros con problemas musculares.

Ha sido la prueba más dura que he corrido en mi vida, pero también ha sido la más satisfactoria. El trato al participante ha sido excelente, y lo dice alguien que lleva más de 20 años en esto. La organización sabe quién es el que importa, y a quién hay que cuidar para que vuelva. Yo volveré. Y de eso tiene culpa el Pueblo Palmero. Nos vemos pronto...SEGURO.

P.D. GRACIAS (CON MAYÚSCULAS) a Lorenzo y a Suso por hacer más fácil esta experiencia (amigos y trabajadores del Excmo. Cabildo de Lanzarote). Sin vuestra ayuda, las cuestas hubiesen tenido más pendiente todavía.







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