Quería escribir sobre Pablo...
Pablo es un atleta humilde. De esos que ya no quedan. De los que vienen a entrenar con camiseta de algodón y pantalón de futbolero. Sin GPS ni ninguna otra tecnología. No sabe lo que era tomar un gel hasta que me preguntó si creía que debía tomar algo en el Maratón de Valencia. Atleta de los de antes, de los que le gusta correr, sufrir y entrenar hasta la extenuación. Nunca pone excusas y siempre lo da todo. Doy fe. He tenido la suerte de acompañarlo en muchos entrenamientos antes de su Maratón de Valencia, donde logró su mejor marca personal con 2h21'02", siendo 2º español. Todo un logro para este corredor alto y espigado, que compagina su trabajo como fisioterapeuta en Montpellier, ciudad en la que entrena solo, con las visitas a su familia en Pontevedra, donde llegamos a compartir varias semanas de su preparación.
Admiro a este incansable fondista, al igual que admiro a su otro compañero de entrenamiento, Elías Domínguez (2h16' en Maratón). Admiro sus cabezas y su capacidad para sufrir y soportar el dolor del esfuerzo. Ninguno tiene una técnica perfecta, ninguno sería un ejemplo para los libros técnicos de atletismo, pero ambos tienen algo que envidio: CABEZA. Y la cabeza, y la capacidad de entrenar, sufrir, soportar el dolor,... están por encima de cualquier tipo de talento, de cualquier tipo de genética.
Aquí os dejo unas líneas escritas por nuestro entrenador Carlos Landín García, toda una eminencia en el entrenamiento de resistencia, sobre el entrenamiento de Pablo para Valencia. No hay doblajes, no hay grandes excesos. Hay buenos y lógicos entrenamientos.
Aquí su preparación y los motivos:
"Para plantear el programa de
entrenamiento del maratón debemos empezar por el diagnóstico sobre las necesidades energéticas generales de un
esfuerzo superior a 2 horas. Un análisis elemental sobre las posibilidades del metabolismo
humano nos advierte que para esfuerzos de más de 1 hora de duración, el peligro
de reducir gravemente la disponibilidad de Hidratos de Carbono, y las consecuencias
fisiológicas asociadas a la hipoglucemia, son la principal limitación al
rendimiento de tales esfuerzos y, por
tanto, el programa de entrenamiento debe
centrarse en evitar la posible hipoglucemia, vulgarmente denominada “el MURO”, en los kilómetros finales. Entre los elementos principales a considerar en
este diagnostico señalamos:
- Estado de Entrenamiento y características metabólicas particulares del atleta: no podemos aplicar un mismo programa a un atleta poco experto que al bien
entrenado, ni tampoco a quien demuestra VAM (Velocidad Aeróbica Máxima)
de 2’38”/Km que a quien no puede
bajarla de 2’45”/Km. Este es el caso de Pablo, un atleta más bien lento, que nunca ha bajado de 4’15" en 1500). Lo mismo respecto a demás características
metabólicas, tales como el Desplazamiento
Umbral Lactatos actual y su resistencia.
En el caso de Pablo, partimos de una velocidad Umbral Lactatos de 3’10”/K +/- 3” en la fase inicial de la preparación del
maratón y con poca resistencia (apenas 5k-7km a ese ritmo), lo que sugería la necesidad
de aumentar tanto la intensidad (mejorar esos 3'10"/km) del UL como su resistencia (prolongarlo más allá de esos 5-7 km). Además de funciones
más representativas de la Potencia Metabólica Lípida que podría resumirse en la
resistencia de la máxima potencia lipolítica. Probablemente esta función es la
que más distingue a un especialista natural del maratón, y Pablo es buen
ejemplo como lo demuestra la relación
entre la mejor marca de maratón y medio maratón :
Marca del maratón = 2 x marca ½
maratón + 3 minutos
Esta ecuación, comparándola con las
estadísticas generales más próxima a
sumar 5’ a la marca doble de la media, señala, por un lado, que Pablo utiliza
muy bien el sistema lipolítico en relación al glucolítico, pero, por otro lado, como el sistema limitador del rendimiento
es el glucolítico, también observamos que es manifiestamente mejorable el desarrollo, especialmente en resistencia, de
la potencia a nivel Umbral de Lactatos, y por ende, la potencia VAM.
La media estadística de buenos
maratonianos nacionales sitúa su velocidad Umbral Láctico sobre 3’00”/Km y pueden competir al
93%-94% de ese Umbral, aproximadamente a 3’10”-3’12” /km para una marca aproximada de 2h09´-2h11´en la Maratón. Dependiendo más de la forma particular de entrenar la relación
U.Lact/VAM ó Ritmo maratón/VAM (tema no
exento de polémica técnica, pero no podemos tratar aquí).
Principales funciones del programa
Tras la observaciones señaladas en el
diagnóstico particular de nuestro atleta, consideramos que debemos buscar
situar el ritmo competitivo del maratón entre la velocidad de su Máxima Potencia Lipolitica (3’30”/km) y la del Umbral de Lactatos actual (3’10”/km). Un objetivo razonable es 3’20/km.
Los
fundamentos metabólicos principales de este objetivo son:
El ritmo competitivo del maratón debe
utilizar la relación de combustibles HC/Ácidos Grasos que mejor
ahorro de HC posibilite para
producir la misma cantidad de energía (ATP).
Como es bien sabido, la producción glucolítica láctica de ATP es poco
rentable al conseguir solamente 2 moléculas de ATP por mol de glucosa, mientras que la
fase glucolítica aeróbica (piruvato descarboxilado a Acetato para alimentar
ciclo de Krebs) consigue 32-34 moléculas de ATP por mol de glucosa. La ventaja de la producción láctica consiste
en que consigue el mismo ATP que la fase aeróbica en la mitad de tiempo. Es
doble en potencia, que representa una gran ventaja en pruebas de mediofondo, pero
no en maratón, porque el ahorro de glucosa es prioritario. Esto sitúa al Ritmo Maratón por debajo del U.Lact. y nos orienta del
entrenamiento de las dos funciones, especialmente de la necesidad de desplazar
y mejorar la velocidad U.Lact para evitar el gasto excesivo de H.C, por la vía láctica.
En Resumen: la Dinámica del programa
del maratoniano va influyendo en la relación HC/AG, desplazándola de forma que,
a la vez que aumenta la potencia metabólica total (necesario para mejorar
rendimiento), este aumento esté cada vez más propiciado por el aumento de la
potencia lipolítica, pero ello no significa que no aumentemos también el
rendimiento lipolítico aeróbico. Por ejemplo, si en una fase inicial del programa, el ritmo maratón se sostiene con 20
Kcal/min. de las cuales 50% son de procedencia lipolítica y el otro 50% glucolítica,
aspiramos, por ejemplo, a situarlo en 28 Kcal/min. con procedencia 56% de A. Grasos, 44% de HC. Probablemente el desplazamiento a mayor aportación lipolítica aumente con el
tiempo de especialización debido a las mayores posibilidades de influencia
sobre el desarrollo lipolítico.
¿Qué estrategia siguió Pablo durante los
tres meses previos a la Maratón de Valencia, para conseguir mejora su ritmo maratón en 5”-6”/km?
1º)
Realiza 3 - 4 entrenamiento específicos a la semana, que recorren las
potencia desde 75% al 100% VAM. En el último mes no se pasa del 95% VAM para
dar más resistenca.
2º) Empezamos por la potencia U.Lactatos. La resistencia de este
ritmo 3’10”/km inicial, pasa de soportar unos 6km continuo ó 3x3km (fraccionado )
a situarse en 2x9km (semicontinuo) ó
16-18km continuo al final del programa. Comenzamos con fraccionado tipo 4x2k, vamos
subiendo distancia 3x3k, seguimos subiendo 2x4k, pasamos a 2x5k, después 2x6k, 2x7k (4 semanas antes de la competición) siempre próximos a ese ritmo de 3'10"/km. También corre un 10.000 competitivo
en 30´28" y una media (lenta para él) en 1h08'30".
3º Desarrollo de potencias mayores que la del U. Lactatos: En los últimos tres meses fuimos
pasando de usar cargas próximas al 100% VAM (ej 8 x 500m a 84” rec. 2’), alargando, aunque perdiendo velocidad, hasta 8x1000m (2’54”) y 5x1500 (4’28”)
en las últimas dos semanas. La pérdida de
potencia desarrollada y las posibles implicaciones sobre rendimiento V02max, relaciones de fibras
rápidas y lentas, etc, es asumible para
un espacio relativamente pequeño de tiempo (menos de un mes). Después de la
competición deberá tratarse de reconstruir un programa que garantice elevar
desarrollos sobre V02max, para evitar deterioros difíciles de corregir.
4º Ritmo competitivo de la maratón (3’20”/k aprox). Se asocia a la parte final de las
“tiradas o largos maratón” (sistema diseñado para poder aumentar la potencia
lipolítica (2ª parte de la carga), por entrar en crisis el almacenaje de
glucógeno (primera parte), y propiciar
el aumento del almacén de glucógeno. Se realizaron unos 10 largos en 12
semanas (mejorable), pasando de: Calentar + 18km progresivos, a 3´35”/km de media,
hasta calentar + 27km
progresivos (3’22"/km de media) 15 días
antes de la competición.
Algunos entrenadores dan más volumen
a la tirada, a ritmo más lento… Yo prefiero dejar al atleta con sensaciones de
poder haber seguido varios km más y no vaciarlo; A la vez llegar el ritmo con
cierta progresión, por ejemplo, corriendo los últimos 10km al ritmo Maratón de media, y
los anteriores 10km a 5”-10” más lento de media. El efecto metabólico no tiene
porque ser inferior al que usan los más exigentes, y reducimos mucho la posible
acumulación de fatiga con semanas de entreno específico. También cabe decir que la primera hora de “la tirada” se asocia a la
velocidad de mayor potencia lipolítica (65%-70% VAM); de forma que este sistema
persigue varios objetivos metabólicos, que deben ser bien valorados y
gestionados por el entrenador. Discrepo de quienes lo asocian al entrenamiento
psicológico. El entrenamiento psicológico forma otro complejo independiente de
los objetivos metabólicos perseguido por el sistema largo maratón o tirada.
Podríamos extendernos algo más sobre
la dinámica del entrenamiento de la maratón, pero sería un exceso que no
podemos permitirnos".
Fueron unos meses duros e intensos, pero todo ese trabajo dio su fruto el pasado día 19 de noviembre. Aunque ya se lo he hecho saber a Pablo, me quedo con un trocito de esa marca, porque me has hecho sufrir mucho durante semanas. GRACIAS por ser un ejemplo.
GRACIAS POR NO RENDIRTE NUNCA.
#prohibidorendirse
No hay comentarios:
Publicar un comentario